Conforme nos
acercamos a final de año es inevitable que se
multupliquen las listas de… los mejores libros, películas, discos,
exposiciones, porque por mucho que arte y cultura sean bienes superiores para
el ser humano sus (inevitables) productos son también ahora mismo piezas del
engranaje consumista que alimenta el sistema. No nos vamos a rebelar contra ello, solamente observamos que la
acumulación compulsiva es en realidad contraria al disfrute y esparcimiento de
descubrir un libro o la obra entera de un autor por propia curiosidad o por referencias que se crucen.

¿Alguien se imagina una lista con lo mejor de
2017 sin la referencia a Fernando Aramburu? ¿O a Berta Isla de
Javier Marías? ¿O el último de Paul Auster? Claro que no. Tampoco decimos que no lo merezcan*.

El chorro de
novedades no puede cesar y las listas de
lo-que-no-te-puedes-perder tampoco aunque el lector de verdad, el que al
final de todo el ruido dedica su tiempo al placer de leer, no sigue tanto estas
listas sino su propio gusto y el de sus cercanos, el boca-oreja, su curiosidad innata que de rama en rama le
va a llevar por las mejores obras, esas que están esperándole solo a él.
En cualquier caso,
creemos que siempre es bueno que se
hable de libros, aunque puestos a pedirles a los Reyes Magos mejor aún sería
que aumentaran las pobres cifras de lectura (informe aquí) pero vamos a ser
optimistas para 2018.
*La llamativa y
descompensada presencia de autores respecto a autoras en todo canon o listado da
para otra entrada del blog.
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